Thursday, March 8, 2007

Mechoneo, ¿una tradición universitaria?

En Chile es una costumbre universitaria, una tradición , el mechoneo de los alumnos de primer año. Entiendase aqui por mechoneo el corte de pelo a machetazos, el embetunar con sustancias y líquidos asquerosos y pestilentes, el romper la ropa de los "afortunados" a tirones y probablemente ante la desesperación de los mismos.

El robar dinero y especies a los jovenes mechones, el desnudar y toquetear a jovenes mujeres y hombres para luego hacerles cometer actos de pornografia pura con una salchicha, una zanahoria, bañado todo con yogurt y ante la masa de imbéciles que voyeristamente disfrutan del espectaculo.

Y cosas peores aún, cuando el alcohol y las drogas invaden las mentes de estos jovenes al caer la noche en la fiesta de bienvenida, o en el paseo a la playa.

Y aún hay gente que lo justifica y que cree que se trata de una sana diversión.

La degradación y la perversión animal no son una sana diversión. Cuando seres humanos cosifican y degradan a tal punto a sus semejantes, algo no está bien en sus cabezas. Impresiona ver a los adalides de los derechos humanos, clamando por la humillación de sus compañeros en un flagrante atropello a sus Derechos Humanos y actuando con los ojos fuera de orbita como los cerdos de La Granja de los Animales. Al final, es dificil diferenciar al animal del hombre (o mujer, que tambien las hay).

Cuando la juventud llamada a la renovación de sus padres tiene los mismos comportamientos bestiales, carentes de razón y compasión, siento pena por esta humanidad tan cercana a la barbarie, que declama el NO a la guerra y los más altos valores pacifistas y en la misma, humilla, degrada y aplasta a sus semejantes.

La eterna contradicción del hombre, su innato deseo de justicia y de una vida mejor, se impregna de ese deseo de degradación, de sadismo, de hundimiento en lo más bestial, encarnado en la misma persona.

Y no serán los jovenes quienes cambiaran este estado de cosas mientras se sigan realizando rituales de violencia y degradación como son los mechoneos en las universidades.

¿Hay esperanza? Lo deseo, pero algo en mi costado me dice que no la habrá.

Monday, March 5, 2007

Conoce a tu alumno

Una regla de oro que aprendí alguna vez en un manual de pedagogía leído en la Biblioteca del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura, es la necesidad como profesor, de conocer el nombre de los alumnos.

Cuando un grupo de alumnos comienza a conversar mientras hacemos la clase - esa conocida sensación de tener a los alumnos concentrados en nuestras palabras y repentinamente sentir ese cambio de atención anticipo de indisciplina - es muy distinto llamar al fondo de la sala

-"Silencio" - ,
- "los del fondo por favor presten atención"-

y asi sucesivamente, en oposición a simplemente decir:
-"Juan Pablo, cállate".

Y con esto no quiero decir que esta regla permite SOLO mantener la disciplina. Eso no sería propio de un profesor sino que más bien de un celador.

Existe otra razón más humana y esta es que al tratar al alumno por su nombre, queramoslo o no, establecemos una relación más íntima con el alumno, se tiende un puente que permite la comunicación.

No creo en que el alumno deba llamarnos por nuestro nombre, como algunos profesores propician, prefiero que me llamen "profesor" o "profe". Bien entendido es un apodo especial, cariñoso y que contribuye al dialogo al que hacia mención.

Recuerdo casos y casos, pero ya tendré tiempo de comentarlos aqui. Hasta la próxima clase.... Ooops! hasta la siguiente herjeía...

¿Por qué Herejías?

No me considero para nada un hereje ni algo similar. Sin embargo, al igual que a Galileo Galilei (a la derecha), las opiniones personales que uno exprese libremente suelen convertirnos en herejes, en personas fuera del "main stream", más aún cuando no pertenecemos al grupo de expertos que suponemos, lo sabe todo al respecto.

Teniendo esto en mente y tambien a modo de homenaje a ese gran crítico literario Giovanni Papini y sus "Herejías Literarias", he considerado apropiado el nombre para estas disgresiones sobre el hermoso arte de enseñar, del que humildemente participo y en el cual tanto bien se puede hacer, y tanto mal, tambien.

Estos escritos se caracterizaran por ser cortos y manifestación de ideas que sin censura pasaran de mi mente al ... conjunto de electrones que las recuerden.

Espero disfruten tanto su lectura como a mi me ha agradado el aprenderla junto con mis alumnos a lo largo de ya 27 años de docencia universitaria.












HEREJIA XXIV

 A pesar de una vida dedicada a los estudiantes, un verdadero profesor tiembla de emoción antes de la primera clase de un nuevo año.