Thursday, February 21, 2013

Lampedussa o por qué leemos.

Conversando con un querido colega, hablabamos de la situación actual en la Educación, y le conté que había retomado este blog para dar a conocer mi opinión sobre el tema. Despues de un rato agradable, me recomendó que incluyera un escrito mio de hace unos años, de 2011 titulado "Príncipe Tomasi di Lampedusa" pues lo encontraba apropiado ahora más incluso, que antes.

Transcribo entonces dicha reflexión a continuación que tiene detalles autobiográficos de mi formación. Espero les agrade (la cita es idéntica al original, solo cambié el título que me parece más apropiado):



"Es raro escribir en estos tiempos sobre un príncipe de verdad. Casi siempre nos referimos a ellos por cuentos o historias hermosas que parecen no ser verídicas. El Príncipe Tomasi di Lampedusa si existió, pero sólo hoy martes primero de noviembre (y no "uno" de noviembre que es tan feo) de 2011, lo descubro en El Mercurio cuando releo el cuerpo E del día domingo 30 de octubre.

El artículo se titula (¿o intitula?) Las lecciones literarias de Tomasi di Lampedusa, el "último gran lector europeo", se publican en Chile, en las páginas E4 y E5 del hebdomadario referido.El día se presta para estas lecturas, nublado, pero brillante de luz difusa como día de playa, pero en la metropoli. Lo más agradable es ese silencio de presencia humana que embriaga, no s escuchan conversaciones, no hay pitazos, ni motores, nada que recuerde que vivo en una megaciudad. Me recuerda también  esos días maravillosos de mi tierra natal, de mi Concepción querido donde bebí tantas veces de su cultura, de la música y de la literatura, bajo un cielo similar, rodeado de los olores dulzones de las flores y aletargado por los zumbidos de ese oximoron del reino animal  que es el abejorro. Entre alambres de los que colgaba la ropa, en ese patio primoroso de las hermanas Ochoa, las Tías Ochoa. Allí entre palpitaciones de luz y sombra, calor y frescor, leía libros que nunca olvidaré y que me abrieron a horizontes jamás vividos.

  Esas cosas recordé cuando leí el artículo de Elena Irarrázabal y Daniel Schwinburn  en el artículo mencionado anteriormente. " ... De carácter taciturno y lector voraz desde pequeño, Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957) vivió una vida melancólica, marcada por la decadencia que observaba en su entorno y por el rechazo que sufrió su obra "El Gatopardo" de parte de dos editores..." , una descripción que me cautivó por aquello del lector voraz, pues yo lo fuí durante mis años mozos, aunque hoy por hoy el trabajar para vivir y pagar deudas, me ha alejado de ese placer, el mayor de todos los placeres.Leer sobre libros, sus infinitos mundos, sus autores , el contexto de esas obras, los significados ocultos, los guiños entre textos y autores, la transtextualidad, las planicies de calma y furia de las pasiones del ser humano, nunca me ha cansado, ellos mis mejores amigos me han acompañado por eones, y lo harán hasta que mi presencia física, los abandone.

El artículo habla de la publicación en Chile del texto Notas sobre Literatura Inglesa de Giuseppe di Lampedusa, con la traducción de Pedro Gandolfo G. y la selección y prólogo de Paz Balmaceda, de las ediciones UDP. Me preocuparé de conseguirlo pronto para disfrutar la lectura sobre Milton, Shelley, Dickens, Yeats, Joyce, entre otros treinta escritores ingleses. ¿Puede haber algo más entretenido que leer sobre libros y sus autores por parte de una persona entendida, el último gran lector europeo?, no lo creo. Másaún cuando se dice  respecto del autor: El estilo es ameno, con bastante humor ... escritas con ritmo agil y directo, aunque no desprovisto de elegancia... Una tentación, como mozuela de prietas carnes y permisivo caracter.

La lectura del artículo, sobre la temática y lectura del Príncipe (no aquel malvado), así como el futuro gozo que me aguarda allí, me recordó la lectura de Giovanni Papini y sus Críticas por el estilo fluído y directo de ambos escritores italianos, asi como el libro de Christiane Zschirnt: Libros, todo lo que hay que leer , aunque en un lenguaje más académico y menos juguetón, similar en su amplia visión de la literatura universal en ese caso.

Me quedo con esa imagen del Devora Libros que a similitud del Devora Pecados de la Edad Media, hace suyos los mil mundos de cada libro y todas sus conexiones, las infinitas, las que convergen al Aleph.¡Cuán distinta sería la mente de los estudiantes si coexistieran en su mentes todas las infinitas posibilidades de la Biblioteca de ALejandría! Todas las posibles salidas del conflicto de hoy, gana el movimiento y todo Chile entra en gratuidad general, gana el gobierno y los estudiantes terminan sembrando maíz en el sur, y así en infinitas burbujas todas las posibles graduaciones en la solución y tambien en la no solución. La lectura abre horizontes y tambien abre la mente a las diversas posibilidades, incluyendo la mejor de todas -tal como lo plantea esa película de 1983 WarGames - que muchas veces la mejor solución la tenemos al alcance de la mano mientras que el resto sólo lleva a pérdida.

Recuerdo aquí con cariño a mis profesores que me abrieron el mundo del pensamiento durante la educación media, en Arica, en un Liceo Público: al profesor de Filosofía que nos hizo leer a a Aristóteles, a Sócrates, a los clásicos, a la Profesora de Castellano, Olyn del Solar, con quién estudiamos El Quijote, El Cid Campeador, el teatro del absurdo, La Cantante Calva - el rinoceronte de Ibsen, Rayuela de Cortazar, El abanderado de Heiremans, Seis personajes en busca de un autor de Luigi Pireandello, teatro norteamericano y el más grande para mi en esa época: Jorge Luis Borges...

y no puedo ser ingrato con los restantes profesores, Milo (de Crotona?) profesor de Educación Física que me enseñó de barras paralelas, mortales, y a confiar en mi, al Profesor Castillo, con su gesto nervioso por el desorden en clase, con quien aprendí de ese mundo precioso de las Leyes de Herencia de Mendel que me impactó por su racionalidad, y más tarde el ADN y el misterio de la vida;  de la profesora de Ciencias Sociales de quién aprendí la pesada materia de la reciente regonalización, pero tambien de Historia Universal que me hacía volar; la Profesora de Física que sin experimentos nos escandilaba con Einstein y su "nueva" física, y tambien, ¿cómo olvidarlo? el Profesor de Química que nos hacía aplicar la química a la preparación de perfumes a partir de los pétalos de las flores.... ¡Es increible cuánto de nosotros está contenido en embrión en aquello que nos proporciona el maestro en clases? ....

Pero sería injusto si no hablara de mi profesor de profesores, mi madre que mantenía encendida la hoguera de la pasión por saber mediante comentarios, libros regalados que excedían la capacidad de un muchacho pero que nunca cuestioné y por ello nunca pensé que no eran para mi, conversaciones de su experiencia académica, alegría por mis pequeños logros....   

 ¿Cómo no querer a los libros y a sus mundos? Por eso leer sobre los autores ingleses, de la mano de otro lector voraz como es el Príncipe Tomasi di Lampedusa es una tarea que coloco desde ya en mi Wishes List(Lista de deseos), para realizar a la brevedad.Los invito a leer y a cautivarse de los mundos que fueron, podrían ser y nunca serán.

¡Ah! Lo olvidaba, Tomasi dí Lampedusa publicó un solo libro, el que es muy conocido por la clase política, intitulado "Gatopardo". Según Wikipedia:

"Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi", esta conocidísima frase simboliza la capacidad de los sicilianos para adaptarse a lo largo de la historia a los distintos pueblos que han gobernado esta hermosa isla, pero también la intención de la aristocracia de aceptar la revolución para poder perpetuarse. El "gatopardismo" o lo "lampedusiano" es en ciencias políticas el "cambiar todo para que nada cambie", paradoja expuesta en la novela "El gatopardo", del escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957). La cita original expresa la siguiente contradicción aparente:

"Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie".
"¿Y ahora qué sucederá? ¡Bah! Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado".
"…una de esas batallas que se libran para que todo siga como está".

Desde entonces, en ciencias políticas se suele llamar "gatopardista" o "lampedusiano" al político, reformista o revolucionario que cede o reforma una parte de las estructuras para conservar el todo sin que nada cambie realmente. >

¿Les suena conocido? bueno, una de las ventajas de ser "leído"... ¿una desventaja de serlo? Nunca verás el mundo tan simple como te lo muestran y los poderosos de todos los signos, desconfiarán de ti ... llevas el germen del Humanismo en ti... "

Marcelo Robles martes, 1 de noviembre de 2011 a la(s) 13:52

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HEREJIA XXIV

 A pesar de una vida dedicada a los estudiantes, un verdadero profesor tiembla de emoción antes de la primera clase de un nuevo año.